|
LOS ARQUETIPOS
Y LA ASTROLOGÍA
Por astr. Rosa Pezzuti - La Palma, Islas Canarias
|
|
|
Empecemos por decir que las Astrología
basa su tesis en sostener que los arquetipos que gobiernan la forma de la
experiencia humana, están inteligiblemente conectados con los planetas y sus
movimientos en el cielo. Esta relación es observada, constantemente, en los
alineamientos planetarios específicos y los fenómenos arquetípicamente
configurados en los asuntos humanos.
Este enfoque es complejo y requiere ser
abordado más ampliamente para así familiarizarnos con él en su totalidad.
Encontramos que la forma más temprana de esta perspectiva es la experiencia
primordial de los grandes dioses y diosas de la imaginación mítica antigua. De
acuerdo con esto, se entiende que la realidad está impregnada y estructurada
por fuerzas poderosas y presencias numinosas que se manifiestan a la
imaginación humana en las figuras divinizadas y narraciones de la mitología
antigua, a menudo en estrecha conexión con los cuerpos celestes.
A medida que la mentalidad griega evolucionó,
los “absolutos divinos” que regían la imaginación mítica fueron, poco a poco,
tomando forma filosófica en los ‘Diálogos’ de Platón. Desde la visión
platónica se consideraba los arquetipos como esencias absolutas que trascendían
el mundo empírico pero que daban al mundo su forma y su sentido. Ellos son
universales, intemporales, que sirven como realidad fundamental.
El diálogo más significativo es ‘Epinomis’,
donde hace claramente referencia a la asociación cósmica entre los planetas y los
dioses específicos.
Aristóteles, discípulo y sucesor de
Platón, fue mas allá, para él las formas universales existen en las cosas, no
por encima o más allá de ellas. Adoptando una visión más empírica de las formas
universales que se fundamentaba en un espíritu de análisis lógico. Las formas
perdieron su numinosidad, pero ganaron un carácter dinámico y teológico.
La idea de formas arquetípicas o
universales sufrió, luego, una serie de desarrollos importantes en el período
clásico tardío, en el medioevo (santo Tomás de Aquino) y en el Renacimiento
(John Locke).
Tenemos que esperar al advenimiento del
siglo XX para asistir al repunte del concepto de arquetipo. La razón de este
renacimiento se la debemos, principalmente, a los descubrimientos empíricos de la Psicología profunda,
primero, con la formulación de Freud, del Complejo de Edipo, Eros y Tánatos, el
yo, el ello y el superego y luego con la contribución de Jung y la Psicología arquetipal.
Carl Jung describió los arquetipos como
formas autónomas primordiales en la psique, que estructuran e impelen toda la
experiencia y la conducta humana.
Posteriormente, la perspectiva arquetípica
se desarrolló en terrenos como la Antropología, la Mitología, los estudios
de religión, la Filosofía
de la Ciencia
y en muchos otros campos.
En lo que ahora nos atañe, podemos definir
un arquetipo a la manera de Jung, como principio formal, fundamental de la
psique humana, expresión universal de un inconsciente colectivo y que es común
a toda la Humanidad
(como el Viejo sabio).
Para entender la correspondencia entre
planetas y arquetipos, debemos comprender, previamente, que hay evidencias que
apoyan que los planetas tienden a coincidir con configuraciones de la
experiencia humana que guardan íntima semejanza con el carácter de sus figuras
míticas homólogas. En otras palabras, la visión, tal vez, intuitiva del
astrólogo en sus orígenes demuestra ser, más bien, en lo fundamental, relativa
al fruto de la experiencia. La naturaleza de esas correlaciones combina la
precisión de la Astronomía
matemática, con la complejidad psicológica de la imaginación arquetípica.
Con la integración de la concepción
filosófica antigua de los arquetipos y su concepción psicológica moderna, la Astrología, en nuestro
tiempo, sugiere que los arquetipos poseen una realidad al mismo tiempo objetiva
y subjetiva, que armoniza tanto el Cosmos exterior como la psique humana
interior (‘cómo es arriba es abajo’).
Se considera que los arquetipos
planetarios, por su naturaleza, son tanto psicológicos como metafísicos, esto
es, esencias o formas universales, innatas a la mente humana y, a la vez,
independientes de ellas.
Por último, entendemos que los arquetipos
guardan complejas relaciones, tanto histórica como conceptualmente con las
arquetípicas estructuras, narraciones y figuras del mito antiguo. De ahí la
famosa frase de Joseph CAMPBELL: ‘No sería exagerado decir que el mito es la
abertura secreta por donde las inagotables energías del Cosmos se precipitan en
la manifestación cultural humana’.
|
marzo de 2011
Rev. Dig. UNIVERSO Nueva Era
|
|
|
|
Pulse
aquí para volver a artículos |
|
|
Pulse
aquí para volver a portada |
|
|
|