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LA CASA 12 Y EL ARMARIO PSICOLÓGICO
Por astr. Rosa Pezzuti - La Palma, Islas Canarias
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Debo
empezar diciendo que si nuestra Casa 1 en el mapa natal
representa lo que exhibimos al Mundo, nuestra tarjeta de visita,
la Casa 12, que está justo detrás de ésta,
representa nuestro armario psíquico, es decir allí donde
guardamos todo lo que no queremos que esté a la vista de todos.
Este armario puede estar o no más o menos repleto,
metódicamente ordenado o justo lo contrario. Puede que pasen
años sin que reparemos en él, acumulando cosas tras
cosas, de igual forma ocurre con la Casa 12, normalmente nos olvidamos
o nos resistimos a ocuparnos de lo que contiene. Cualquier signo o
planeta que esté en la Casa 12 nos alerta sobre qué cosas
tomamos, guardamos o sacamos del armario, es decir, del inconsciente
colectivo. Todo lo que rechazamos o que, simplemente, ocultamos, queda
recluido en el armario psíquico, convirtiéndose
así en el rasgo inconsciente que es necesario rescatar e
integrar si uno quiere llegar a comprender más de su propia
personalidad.
Tomemos, por ejemplo, a un Plutón en Casa 12, podría muy
bien significar que ciertas características del arquetipo del
planeta, como la sexualidad y el poder, han sido rechazadas y
enterradas en lo más profundo de la psique, dejando a la vista
tan sólo la parte emocional más intensa de su
carácter. Las personas que reprimen de este modo su sexualidad o
sus ansias de poder, encuentran formas más veladas de expresar
su naturaleza, por ejemplo atando a los demás a través de
la culpa y la sobreprotección.
Otro mal uso de los arquetipos de Plutón, encerrado en el
armario, es el referido a los secretos, los tabúes y la
desconfianza. Debido a que Plutón teme ser franco acerca
de sus pensamientos y sentimientos más íntimos,
considerándolos, a veces, indignos de hacer públicos, en
el armario psicológico encuentra un lugar
“idóneo“ donde colgarlos. Puede que, en un momento
dado, esto haya sido útil y porqué no, necesario para la
salud mental. Sin embargo, en un momento concreto de la vida lo que a
toda costa reprimimos puede aflorar y ser muy doloroso de tratar si
seguimos negándolo.
Las pautas pueden ser tan sutiles y estar tan encubiertas por los
hábitos aprendidos desde la infancia que resulta algo
difícil, incluso terrible, verlas o reconocerlas al principio.
Toda conducta que impide que nos desarrollemos es, a la larga,
destructiva.
Tradicionalmente, a la Casa 12 se le ha considerado como la casa de los
enemigos secretos, pero en la gran mayoría de los casos no hay
que ir muy lejos para encontrarlos. Nuestra Casa 12 puede llegar a ser,
para nosotros, una gran fuente de donde extraer conocimientos que
puedan ayudarnos a avanzar, pero, igualmente, se puede convertir en un
ámbito muy doloroso y autodestructivo si pasamos de ella. Esto
quiere decir que, con frecuencia, esta casa actúa como una
vía de expresión del inconsciente, tanto a nivel
personal, como en el colectivo. Si no tomamos en consideración
nuestro armario psíquico una noche cualquiera nuestro enemigo
secreto puede salir imponiéndose de forma incontrolable, como en
el cuento del coco que viene, que viene…
Si deseamos valernos de nuestra fuente para crecer constructivamente es
necesario empezar por ir integrando, con conocimiento y
comprensión, esos aspectos de la personalidad que hemos relegado
al fondo del armario. En otras palabras, podemos definir la Casa 12
como el escenario de la carta donde se alberga el potencial de una gran
creatividad que sólo espera ser aprovechada.
Para hacer más luz sobre la materia, podemos tomar, por ejemplo,
a un Marte en Casa 12. El arquetipo del planeta, la competitividad y
autoafirmación, en el buen sentido, pueden verse relegadas a un
segundo plano y proyectar estas características en otras
personas. Al no reconocerse estas características en uno mismo,
se buscarán situaciones, o personas, que nos las recuerden o nos
atraerán aquellas personas que las posean, como grandes
líderes, gurús, etc. todo esto para acallar nuestras
necesidades latentes.
Otras veces, lo que oculta este planeta es el enojo, negando incluso el
poseerlo; inhibir partes de estas energías es como tener una
olla a presión en el fuego. Otro ejemplo interesante nos lo
aporta el planeta Saturno. ¿Qué aspecto o qué
arquetipo colectivo podría encerrar en el armario
psíquico? Saturno puede guardar para sí una enorme carga
de privaciones, puede que sienta que su vaso esté siempre medio
vacío y allí afuera el mundo no es un cristal de color
rosa como en los cuentos de hadas.
Los anhelos de posición y de respeto se esconden bajo el peso de
la responsabilidad y la culpa. Saturno tiende a sopesarlo todo y si
considera que no es su culpa, alguien tiene que ser culpable,
proyectando así sus rasgos que, por alguna razón, le
parecen inaceptables.
Representa, en líneas generales, un mecanismo de defensa y se
usa cuando no se es capaz de afrontar lo que llevamos dentro. A un
nivel más profundo, puede parecernos que la resistencia proviene
de agentes externos pero éstos sólo son reflejo de
nuestras inseguridades, de nuestras contradicciones internas.
Abrir el armario psíquico es ponernos en contacto con partes
inexploradas de nuestra naturaleza que están allí lo
aceptemos o no.
Esto no equivale a dejar suelto por el mundo nuestro lado oscuro, sino
que nos conectamos y nos relacionamos con más cosas de las que
hay en nosotros y en el camino nos hacemos más
auténticos. Puede ser tanta la energía que podemos, en un
momento dado, dirigir a la negación de lo que estamos sintiendo
que quizás no nos quede mucha para vivir. Es más
prudente, y sobre todo más productivo, hacernos conscientes que
convertirnos en víctimas de nuestro propio inconsciente o
armario psíquico. |
noviembre de 2012
Rev. Dig. UNIVERSO Nueva Era
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