|
EL FASCINANTE MUNDO DE LOS ARCANOS - I
LA RUEDA
Por astr. Rosa Pezzuti - La Palma, Islas Canarias
|
|
|
Adentrándonos en este Mundo...
La primera carta del Tarot con la que nos encontramos al descubrirlas
(no es acaso que he utilizado esta palabra, porque, en realidad, lo que
haremos desde aquí es descubrir cada Arcano en su esencia) es un
Arcano que no tiene número, es aquel que han llamado El Loco,
¿será porque bien sabemos todos que llevamos algo de este
personaje consciente o inconscientemente, o bien nos hacemos los locos?
El Loco tendrá como tarea, bien ardua, por cierto, pasearse a
través de los Arcanos con la finalidad de obtener de cada uno
una clave, un llamado, un despertar de la consciencia que, en realidad,
se traduce en una fina mezcla de todo esto y mucho más; es el
camino en busca de la Piedra Filosofal.
Como buen Arcano, él también tiene algo que
enseñarnos. Nos dice que sigamos, o mejor, que nos dejemos guiar
por esa intuición (sabe el Universo que en verdad lo vamos a
necesitar a lo largo del recorrido) despertando muchos aspectos que
guardamos en nuestro interior, como nos lo indica El Mago. Éste
nos invita a despertar nuestras habilidades, nuestros dones confiando
en nosotros mismos y en esa habilidad de manejar los recursos que se
nos presentan.
Para poder confiar debemos internarnos en las profundidades de nuestro
ser, en el subconsciente y he aquí que el Loco encuentra a La
Sacerdotisa, señalándonos que dentro de nosotros mismos
hallaremos el camino.
Para eso necesitamos de la creatividad de esa parte femenina, madre
protectora, yin y de esa parte masculina, la energía, la
acción que es el yang, de la estabilidad que todos buscamos en
un momento determinado.
Ya el Loco se da cuenta de que se ha topado con dos grandes, la
Emperatriz y el Emperador, ambos representan la fuerza y la nobleza que
necesitamos para continuar en este fascinante mundo de los Arcanos. Sin
olvidarnos, claro está, de la constancia, del conocimiento, de
los benefactores y de esos recursos que se nos presentan en el camino a
través de hechos inesperados. Estamos hablando de esa figura tan
imponente, tan enigmática a la vez, que nos impone respeto, el
Sumo Sacerdote. Siempre dispuesto a guiarnos y a darnos sus consejos.
No nos olvidemos que el Loco apenas ha dado unos pasos y, para
continuar el viaje, se le presentan algunos retos. Hacer una
elección para luego continuar. Aquí los Enamorados nos
indican que ha llegado la hora de desechar una opción en pro de
la otra y de ir hacia la acción.
Luego de la elección podremos obtener ese triunfo, esa victoria
o ese logro, sólo si mantenemos el equilibrio mental que tanto
necesitamos.
Ese balance lo encontramos a través del justo equilibrio entre
las emociones y la razón, nuevamente nos hemos acercado a dos
Arcanos, como son el Carro y la Justicia. Ambos nos impelen a tomar las
riendas de nuestra vida, sopesando nuestras acciones.
Para seguir adelante necesitamos incorporar a nuestro bagaje una nueva
clave, la Iluminación que ha quedado olvidada en lo más
profundo de nuestro ser, esperando encontrar su lugar.
En este punto del viaje, el Loco se encuentra con un viejo
compañero, el Ermitaño, el andante. Nos habla de ese
camino interior, de esa búsqueda, de esa sabiduría que
sólo se adquiere a través del tiempo, con paciencia y
calma.
Como siempre hay un pero, nos recuerda que tenemos libre
albedrío, es la Rueda de la Fortuna, nuestro destino depende de
cómo sepamos salir de los altibajos de la vida, de cómo
sepamos extraer las enseñanzas y salir adelante. Para eso
necesitamos de un dominio intelectual; cuando se es capaz de separar lo
verdadero de lo falso, recuperando la fuerza, la voluntad y la
fortaleza que se logra mediante la meditación profunda,
conectando nuevamente con la inteligencia superior y no con el instinto
visceral que nos desvía del buen camino. Hablamos, por supuesto,
del Arcano la Fuerza.
El problema pudiera surgir si nos quedamos en la reflexión, en
lo apático del Colgado que se encuentra en esa posición
por libre albedrío. Nuevamente, se nos pide ir hacia la
acción, a través de una nueva elección,
sólo que esta vez es a través del sacrificio.
Luego de un sacrificio hay siempre un ciclo que se cierra y otro nuevo
que se abre, una renovación, una transformación,
puede que sea drástica pero, a veces, es necesaria. Aquí,
el Loco se enfrenta, cara a cara, con el Arcano la Muerte, con la
realidad. Esta renovación la podemos complementar con una
conciliación con nosotros mismos. Nos hablan de esa
Armonía que llevamos dentro y quien sino para
recordárnoslo sino el Arcano la Templanza, esa fuerza
armonizadora entre lo espiritual y lo físico.
En este viaje o camino del Loco se han ido despertando muchos aspectos
como es el caso de ese control mental pero que a veces está mal
canalizado, encontrándonos anclados en bajas pasiones, que
ocultamos porque no son muy agradables.
Esa ambivalencia que nos domina y que, a veces, es incontrolable se nos
presenta en el Arcano el Diablo, un Arcano muy fuerte porque nos pone
al desnudo con nuestro yo. Un buen empujón nos puede ayudar a
reconstruir eso que no nos gusta, ese templo interior, pero esta vez la
reconstrucción es más sólida en cuanto sus bases
están bien asentadas en lo espiritual. La Torre, es el derrumbe
interno pero también representa la capacidad de levantarnos con
más fuerza que antes, confiando en los poderes creativos, con la
esperanza de que todo va a salir bien, y es justo lo que nos recuerda
la Estrella, es volver a confiar en la cocreación, esa estrella
que está dentro iluminando nuestro ser.
Aún así debemos estar alerta a nuevos acechos,
conscientes ya que en el mundo existen espejismos, ilusiones,
engaños y, a menudo, podemos caer presos de ellos,
atraídos por el misterio de ese inconsciente oscuro que
representa el Arcano la Luna.
Nos dice, asimismo, que hallaremos la luz si recorremos ese
túnel de oscuridad, superando los obstáculos, superando
los conflictos internos. En este nuevo amanecer no hay limitaciones, es
la expresión total, es la energía, es el Sol.
Sin olvidarnos de estar alerta a los llamados divinos, o a la Justicia,
haciendo una reflexión interna, reorganizando las cosas de una
forma diferente, viendo las cosas con más claridad.
Para, al fin, llegar y volver a empezar de nuevo porque en eso radica
la perfección, el Mundo, la certeza de que siempre se puede
empezar un nuevo ciclo.
Aquí el Loco ha cumplido con su recorrido, ha llegado a la meta,
a ese estado de perfección ideal, o quizás no; la
única certeza es que su bagaje ya no es el que era al principio.
En su andar ha adquirido mucho, como era de esperar; ahora es
consciente de que nada tiene fin, de que la vida es ese maravilloso
mundo interior compuesto de innumerables ingredientes sin los cuales no
tendría los mismos sabores. El ser consciente y el estar alerta lo colocan, ciertamente en un nuevo
despertar y si en eso radica la Sabiduría, no es poco. |
febrero de 2010
Rev. Dig. UNIVERSO Nueva Era
|
|
|
|
Pulse
aquí para volver a artículos |
|
|
Pulse
aquí para volver a portada |
|
|
|