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UNA PIZCA DE AMOR
por Ángela Mendoza
Caracas, Venezuela
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Son
muchas las definiciones que se han hecho del amor, a través de la historia. Se
habla incluso de tipos de amor, clasificaciones del amor con respecto a las personas; así tenemos por ejemplo el amor
pasional, amor de hermanos, de amigos, amor de madre y padre, etc.
Las
parejas por lo general, al referirse al encuentro íntimo dicen: “vamos a hacer
el amor” o “hicimos el amor”.
Podemos
observar que hasta la moda nos habla del amor; actualmente están muy de moda
accesorios como pulseras, collares y hasta ropa con símbolos o figuras de
corazones.
Sin
embargo, a pesar de que el amor pareciera estar siempre presente, la gente se
olvida muchas veces del amor más importante: el amor a nosotros mismos.
Y
es que para poder amar a otros o para transmitir amor, tenemos que empezar por
amarnos a nosotros mismos. No podemos dar y mucho menos atraer lo que no
tenemos; sino tenemos amor por nosotros mismos no alcanzaremos que este venga a
nosotros. Es simplemente la Ley
de la atracción.
El
hecho de que nos amemos a nosotros mismos, hace que toda nuestra existencia
este llena de detalles amorosos, por eso debemos colocar una pizca de amor en
todo lo que hagamos cotidianamente.
Al
levantarnos, nuestro primer pensamiento debe ser de agradecimiento amoroso por
el nuevo día que comienza. Así comenzamos a querer nuestra vida, a amar nuestro
día a día.
Nuestro
trabajo debe ser una actividad que realmente nos guste y nos llene de alegría,
pues lo contrario sería una manera de maltratarnos y por tanto eso sería no
amarnos a nosotros mismos. Colocar esa pizca de amor en nuestras labores, en
las funciones que desempeñamos convierte a todo el entorno que nos rodea en un
ambiente mágico donde todo es armonía; hagan la prueba.
Cuando
cocinamos, por ejemplo, aparte de los ingredientes que le añadimos a nuestras
comidas, prueben con añadirle una pizca de amor. Ustedes se preguntarán: ¿y
como hago para agregarle una pizca de amor a la comida? Es fácil… cuando
cocinen hagan de ese momento algo maravilloso, nunca cocinen con desanimo o de
mal humor. Hagan de ese momento, más que un compromiso para alimentar a su
familia, un momento mágico, una fiesta de sabores; un momento en el cual
conectan el máximo amor que hay en ustedes. Coloquen su música favorita,
conecten pensamientos positivos, optimistas, recuerdos felices: esa es la pizca
de amor, cocinar con amor, transmitir esas emociones y sensaciones amorosas a
la comida que preparamos. Seguro que no habrá nadie que se resista a ese plato
¡y los halagos no faltarán! |
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