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¿Cuál es nuestro signo como
especie?
HOMO
SAGITARIUS
Por astr. Boris Cristoff
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EL
VIAJE DEL BENJAMÍN
Estamos
viajando en el vagón llamado Tierra, que es arrastrado por el tren Sol, que a su
vez circula con millones de otros trenes alrededor de la estación Galaxia. Hay
millones de estaciones con una central llamada Universo.
Nuestro
vagón tiene energía propia llamada Reino Energético desde hace 4.600 millones de
años. Parte del cual se trasformó en materia o Reino Mineral desde hace 4.000
millones de años. Por sucesivas reformas que llamamos Evolución surgió el Reino
Vegetal hace 2.600 millones de años y de éste último nació el Reino Animal hace
330 millones de años. Uno de los pasajeros del vagón es nuestra especie humana
desde hace 6 millones de años, que por ser la última en subir al tren tiene la
información genética más avanzada del Reino Animal. Desde hace dos mil años
nuestra especie manda en este
vagón.
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El
hombre viaja en un vagón del tren, desde una estación y una central, como medio
de un viaje con destino previsible. |
EL
DESTINO
La
central Universo tiene un destino previsible (una explosión en proceso) y cada
paso que da en su evolución se refleja en todas sus estaciones galaxiales, sus
trenes y vagones, por lo que ninguna de sus partes se puede “salir de la vía” y
menos aún de nuestra “vía láctea” Algunos creemos ser jefes de tren o estación,
pero en realidad ni siquiera somos dueños de nosotros mismos, ya que hay un
reglamento llamado destino que rige toda existencia en esta
central.
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Edipo
consulta sobre su destino al oráculo de Delfos |
NUESTRA
VIDA
Nuestro
promedio mundial de vida es de 67 años. En algunos países el promedio es 82 y en
otros no pasa de 37. Por lo tanto la experiencia de vida promedial es casi 70
años, que al lado de los ciclos históricos es un poco más que la nada. Para
solucionar esa incapacidad de no haber vivido desde el principio del Universo,
hemos investigado el pasado por sus minerales y animales antiguos con lo que
creamos la historia. Ella nos revela que nuestra primera sabiduría consistió en
captar la relación entre astros y hombres. Desde Galileo hace 500 años, la
sabiduría pasó a llamarse Astrología. Y gracias a la Astrología he podido armar
con la Tabla Periódica de la Historia el rompecabezas en el que siempre creímos:
en el Eterno Retorno de las Mismas Cosas. Es que el ciclo mensual de la luna, el
ciclo anual del sol con las cuatro estaciones, el ciclo diario de días y noches,
fue el origen de ese Eterno
Retorno.
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La historia de los
destinos humanos tienen un argumento fijo según se prueba en esta Tabla
Astrológica. |
CAMINANTE
NO HAY CAMINO, SE HACE CAMINO CON EL HOMBRE
Hace seis
millones de años un grupo de monos africanos comenzó a trasladarse en dos patas
en lugar de las cuatro de sus antecesores, formando la nueva especie del Homo
Erectus. La nueva condición bípeda les permitió observar al mismo tiempo la
tierra y el cielo abriéndole las puertas del mayor conocimiento. Notó que las
lunas llenas coincidían con las mayores mareas del mes, lluvias, mayores
nacimientos, mayor sexualidad, grandes luchas, buena caza y pesca. Así fue
comprendiendo que todo lo que sucedía en el cielo tenía su correspondencia en la
tierra. Hoy sabemos que la alineación sol- tierra- luna durante los plenilunios
produce la mayor atracción mensual en los mares, en la naturaleza y en los
hombres, los cuales estamos compuestos de un 75% de agua, porque en sus células
sufrían mini- mareas, a imagen y semejanza de los mares.
Gracias a
habernos convertido en bípedos nuestra especie adquirió la certeza de que existe
una Unidad Universal, es decir un destino unitario, esa prenda tan preciada para
Max Planck y Einstein.
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La
doble perspectiva visual del Homo Erectus se traduce en su doble destino
terrestre-celeste. |
HOMO
ERECTUS ES HOMO SAGITARIUS
El doble
factor cielo-tierra se tradujo con el tiempo en nuestro doble destino terrestre-
celeste. Se comprueba porque su primer conocimiento como animal bípedo fue la
Astrología, la cual se define como la relación sincrónica entre sucesos
terrestres y símbolos celestes.
Lo
comprobamos porque hemos sido la primera especie terrestre que puede vivir fuera
de la Tierra, la primera que habita todas las regiones del planeta, la primera
que camina, nada y ausculta el fondo de los mares, perfora las distancias con
telescopios y microscopios, vuela en la atmósfera y el espacio, pero mucho más
importante ha sido la primera en saber que vivimos en un universo.
Quienes
conocemos las características de Sagitario sabemos de su similitud con el
Hombre. Es un signo individualista y maleable, es el gran sibarita y el más
viajero de los doce del zodíaco. Comparémoslo con el
hombre.
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La
flecha apunta a un blanco distante, impulsa a una vida brillante, a un más allá
que la rutina terrestre. |
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Sus
viajes y banquetes son proverbiales, sus expansiones infinitas y sus metas
aumentan con el andar. |
El hombre
Sagitario es individual y colectivo al mismo tiempo, muy maleable porque se
adapta a toda circunstancia geográfica, histórica y biológica. Y muy dialéctico
porque acepta cada verdad en su contexto, con lo cual toda verdad es plausible
porque depende de individuos, lugares y momentos históricos. El hombre como
especie es el más viajero del reino animal. Sus viajes más largos siempre
tuvieron por origen la búsqueda de nuevos alimentos. El caballo ha sido su
animal más útil en toda la historia. Ha sido siempre el gran factor de sus
desplazamientos.
El
centauro mitológico nos informa que esta simpatía entre el Homo y Sagitario es
de larga data.
Por haber
unido el cuerpo del hombre con el cuerpo del caballo, el nacimiento de la
especie humana tuvo su signo ascendente en Sagitario, porque de acción física se
trata. Si se tratara de nuestro carácter somos como el perro, cuyo signo de
especie es Acuario, signo también de monos y delfines. El perro ha sido un gran
compañero emocional pero pierde entidad física frente al caballo.
EN
SUMA
Todo esto
me induce a aplicarnos el signo Sagitario como signo ascendente. Considerando el
zodíaco primigenio, Sagitario goza de dos condiciones únicas con respecto a los
once signos restantes: la línea que une el centro de la galaxia con el centro de
la Tierra pasa justamente por los 27º de Sagitario. Y en segundo término,
Sagitario es el único signo que evoluciona hasta culminar en el cenit o
Mediocielo. Esta condición es muy distinta a Capricornio que nace en el cenit
para luego alejarse de él y del centro galáctico. Esta declinación ha sido
señalada por algunos colegas como André Barbault en la vida de personalidades
capricornianas de rápido ascenso que luego declinan, y aunque hayan muchas
excepciones, esta es la norma en la vida de las grandes personalidades de este
signo: Nixon, Stalin, Mao, Ho Chi Min, Edgar Hoover, Martin Luther King, Mozart,
Lorenzo Medicis, Elvis Presley, etc.
Montevideo, 6 de Junio de 2008
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