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La Síntesis | El fundamento
racional de la astrología
Por David Bustamante* - Colombia
Twitter: @Ernesto7Segovia
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“Lo que se entrega vulgarizado a la multitud, merece cualquier nombre, menos el de astrología”.
Dr. Adolfo Weiss (1888-1956)
Introducción
La
astrología se originó en Mesopotamia hacia el 6.000 a.C.
y pasó por las manos de babilonios y caldeos, griegos y romanos,
cristianos y renacentistas. Aunque muchos fueron los pueblos que
adaptaron una gran variedad de técnicas, nunca dejó de
tener, no obstante, una base de fundamento científico. Desde un
breve tiempo luego de la segunda Revolución Industrial (1914),
sin embargo, no solo la astrología sino también otras
disciplinas comenzaron a desnaturalizarse: la lógica de la
producción en masa de la sociedad capitalista dio origen a la
política de consumo que haría de todo un producto
comerciable. Bajo este contexto histórico, el empresario y
teósofo británico Alan Leo (1860-1917) contribuyó
–bienintencionadamente quizá– al desprestigio de la
disciplina. Con el fin –o pretexto– de hacerla más
sencilla de entender para el alumno, la simplificó hasta tal
punto que la redujo a un recetario astrológico
difícilmente pedagógico.
La interpretación de un Mapa Natal en su integridad –no de
modo fragmentado– se conoce como síntesis
astrológica. Quien primero insistió en ello fue el
físico y astrólogo alemán Adolfo Weiss inspirado
en las enseñanzas del célebre astrólogo
francés, Jean-Baptiste Morin de Villefranche (médico y
astrólogo personal del cardenal Richelieu en Francia en el siglo
XVII; también autor del afamado tratado Astrologia Gallica). Las
«recetas de cocina», sin embargo, son una
prescripción de la que astrólogos e ingenuos andan de
estómago lleno y es a la luz de este recetario que se forman hoy
la inmensa mayoría de astrólogos. “El Sol en Casa
10 promete éxito”, “Marte en Casa 10 indica carrera
militar”, “Un Ascendente en Piscis produce una personalidad
depresiva”. En otras palabras, ‘dos más dos son
cuatro’, sin advertir que hay otros valores o variables que se
interponen en la ‘ecuación’ modificando, por lo
mismo, el resultado. A esta complejidad tuvo que rehuir Alan para poder
vender –y ejercer– la astrología.
La mentira
Una
receta de cocina o una fórmula se define como una
ecuación o regla o manera –fija– de establecer o
concluir algo. En astrología, la interpretación o lectura
de un Mapa Natal se rige, necesariamente, por lo que Adolfo Weiss
decidió llamar (en su tratado Astrología Racional) la
Síntesis. Si un planeta se ubica en Tauro, por ejemplo, la
observación del regente natural de Tauro –Venus– se
hace necesaria, pues es quien ‘dispone’ del planeta que se
encuentra en ese signo. Los cuerpos celestes guardan correspondencias
con los signos y de ahí que al regente (planeta) natural de un
signo en que se encuentra otro se le llame «dispositor».
Marte en Géminis tiene como «dispositor» a Mercurio,
así como Júpiter en Aries tiene como
«dispositor» a Marte (etc.).
Cuando alguien nos pregunta cuál es nuestro signo, nos
está preguntando sola y únicamente por la posición
del Sol en el momento del nacimiento. ¿Cuántas personas
tienen su Sol en Aries o en Géminis o en Piscis? ¿Dos
tercios de la población mundial? ¿Aplicaríamos las
características de un signo a todos por igual? La
astrología, en ese caso, no sería nada más que la
relatividad de un capricho carente de ejemplo práctico (fuera de
contexto).
Si el Sol se encuentra en Sagitario, debemos mirar, necesariamente,
dónde se encuentra su «dispositor»
(¿qué planeta ‘dispone de’ el Sol?): el
regente natural de Sagitario, que es Júpiter. ¿Qué
tal un Sol en Sagitario (signo de fuego) con su dispositor,
Júpiter, en Capricornio (tierra) en Casa 6 (también de
tierra)? Entonces las tendencias liberales o filosóficas del Sol
podrían traducirse en conservadurismo o en pragmatismo, tanto
como en una tendencia diplomática si Júpiter se
encontrara en Libra, en literaria o periodística si se
encontrara en Géminis, en deportiva o militar si en Aries y en
espiritual o metafísica si en Escorpio o Piscis. Sin embargo,
aún en estos casos hemos de observar dónde se ubican los
regentes naturales de Capricornio (Saturno), Libra (Venus),
Géminis (Mercurio), Escorpio (Marte) o Neptuno (Piscis) sin
descartar los «aspectos» y el Ascendente.
Es precisamente por el trabajo que cuesta hacer una observación
de este talante la razón por la que muchos le rehúyen.
Sin embargo, es el único método de lectura posible si con
justeza queremos leer, porque hacerlo de modo fragmentado no refleja
realidades, solamente prejuicios inamovibles. Por esta y otras razones
resulta vergonzoso leer libros de astrología con
catálogos de ‘recetas’ o escuchar a
astrólogos difundirlas como cosa concluyente. “Los arianos
son activos”, “Los geminianos son inestables”,
“Los piscianos son susceptibles”, suelen recetar.
“Esto hace parte de la razón por la que a menudo se mira
la astrología como un sistema de adivinación”,
indica el astrólogo argentino Norberto Miguel García. En
este sentido, la astrología no sería la
observación del firmamento (10 cuerpos celestes, sus relaciones
angulares o «aspectos», las Casas en que se encuentran,
etcétera) sino la de uno u otro planeta en un signo y… a
encasillar a todo el mundo.
Desmitificando
Hemos de hacer un ejercicio de síntesis con el fin de ilustrar
el absurdo del recetario astrológico a la luz del cual muchos
alumnos son formados.
Tenemos una la Luna (emociones, afecto) en Escorpio (intensidad,
agresión) en Casa 4 (raíces, hogar, la madre). Al estar
en Escorpio obtiene su peor «estado cósmico»
(capacidad energética), pues es el signo de su
«caída» (signo natural de la Casa 8 y de
Plutón y de Marte). Sin embargo, debido a que los signos se
corresponden con los planetas que naturalmente los gobiernan, la
configuración que descrita a continuación levanta o
auxilia a la Luna en caída: al encontrarse Mercurio en el signo
natural de la Luna (Cáncer) y en trígono (120º) con
ella, restablece su capacidad energética y, por lo mismo, aplaca
todos sus impulsos agresivos y evita, por ejemplo, que la persona se
torne rencorosa o posesiva, pues la razón (Mercurio) se impone
sobre ella. Por otro lado, tanto la Luna como Mercurio reciben por
parte de Júpiter –en Piscis– un trígono
exacto. Este Júpiter goza de un excelente estado cósmico,
pues además de encontrarse en su signo natural, se encuentra en
una Casa de agua (el elemento donde obtiene su fuerza mayor). En este
sentido, podemos decir con justeza que provee de comprensión y
sentido moral a Mercurio (regente del intelecto, del pensamiento) y de
nobleza y devoción a la Luna (regente de los sentimientos).
Lo mismo sucede si un Sol en Piscis (el peor escenario del Sol para
brillar) tiene como «dispositor» a Júpiter (regente
natural de Piscis) en Leo (signo natural del Sol) en Casa 5 (casa
natural del Sol) o 10 (casa de la profesión y el prestigio).
¿Qué tal si estuviera conjunto a Venus y a Saturno?
Entonces la ‘receta’ o fórmula que indica que un Sol
en Piscis carece de éxito y honores no tiene veracidad alguna.
Haciendo distinciones
Algunos objetan, por ejemplo: ¿entonces por qué Sagitario
me caracteriza tanto, independientemente de dónde se encuentre
el «dispositor» de mi Sol: Júpiter? La respuesta es
bastante sencilla: (i) porque además de estar su Sol en
Sagitario también se encuentra en la Casa de Sagitario (Casa 9);
(ii) porque allí donde está el Sol también
están otros cuerpos celestes (lo que se conoce como
«stellium» o «conglomerado»); (iii) porque su
Ascendente o Signo Naciente es el signo natural del Sol (Leo). En este
último caso, el Sol sería su Regente Natal (se le llama
así al planeta que naturalmente rige el signo del Ascendente).
Conclusión
Una receta de cocina ‘no hace un plato’ y mucho menos uno
gourmet. Las recetas de cocina sirven solamente a título
informativo (teórico), nunca jamás a título
interpretativo (práctico). Si queremos ser precisos –y
responsables– a la hora de leer un Mapa Natal no podemos
entregarnos a la mediocridad del recetario astrológico
ampliamente promulgado por la inmensa mayoría de
astrólogos y libros de astrología; y ni hablar de los
horóscopos del periódico (lo que en la mañana del
lunes aparece en Aries, en la mañana del martes aparece en
Géminis).
Colofón
Hubo
un tiempo en que los sabios astrólogos de la antigüedad
–como Michel de Nötre-Dame (1503-1566) y Jean-Baptiste Morin
de Villefranche (1583-1656)– no conocían de los astros
generacionales Urano, Neptuno y Plutón (descubiertos en 1781,
1846 y 1930, respectivamente), pero aun: ¡sus lecturas no
pudieron ser más precisas! Actualmente nos valemos no solo de
los siete tradicionalmente conocidos y de los tres generacionales
después descubiertos, sino también de Ceres, Palas, Juno,
Vestas y Quirón. Si bien sirven para hacer precisiones, lo
cierto es que no es nada distinto del uso y abuso de una calculadora
para evadir el razonamiento matemático. ¿Castrante, no?
Lo es también el uso y abuso de docenas de astros en una Carta
Natal. Quien se aferra a esta calculadora astronómica nunca
aprende a auscultar las cosas; nunca se desarrollará la
intuición lógica del intérprete, lector o
astrólogo. A propósito, Norberto Miguel García
sostiene:
“No
dudo que los asteroides pueden explicar algunas cosas. Pero si fuera
ese el caso, ¿por qué ignorar los otros 6.399 asteroides?
El hombre de la antigüedad le daba importancia a lo que
veía y llegaba hasta Saturno. Nosotros, sin embargo, seguimos
inventando supuestos efectos que siempre han estado en los siete
tradicionalmente conocidos (Sol, Mercurio, Venus, Luna, Marte,
Júpiter, Saturno). Lo que sucede, no obstante, es que
necesitamos a ‘quién’ echarle la culpa de nuestra
ignorancia y carencia de sensibilidad.
“Hasta
inventar astros –inexistentes– y responsabilizarlos por lo
que se nos dé la gana está al alcance de la mano. Me
consta: lo hice con una serie de asistentes en el Congreso
Ibérico Internacional de Astrología de 1989. Por mi
parte, me quedaré con los siete tradicionales –con doble
regencia– junto a los tres generacionales luego descubiertos
(Urano, Neptuno y Plutón)”.
He ahí la sagacidad perceptiva del intérprete.
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SOBRE EL AUTOR
*David
Bustamante nació en Bogotá, Colombia en 1986, pero
creció en San Juan, Puerto Rico (EE.UU.) donde se graduó
de bachiller del colegio bilingüe Robinson School y como
psicopedagogo de la Universidad Sagrado Corazón (pregrado). En
2010 comenzó sus estudios en Derecho en la Universidad Externado
de Colombia diplomándose en Derecho Constitucional y en Derecho
Penal y actualmente cursa una Maestría en Periodismo con la
Universidad del Rosario (en convenio con Publicaciones Semana) mientras
adelantó sus estudios en Lingüística con
Educación Continuada de la misma Universidad.
Bustamante ha escrito numerosas columnas de opinión y reportajes
de investigación para distintos medios, entre ellos, Las2Orillas
y Revista Semana y la Revista de la Universidad Externado de Colombia.
Además de sus estudios en ciencias sociales, a fines de 2012
comenzó sus estudios en astrología, no entendida
según el horóscopo del periódico (entre otras
formas de propaganda) sino como fuera originalmente traída a
Latinoamérica por el Dr. Adolfo Weiss (Alemania) en 1935.
Inspirado en el cientificismo del físico alemán, David
estudia la astrología desde entonces y hoy la defiende como una
disciplina astronómica. A propósito, estableció el
blog Astrología Racional.
Escribe columnas y ensayos explicando cómo funciona y
cuáles son los mitos y prejuicios que la sociedad capitalista ha
sembrado desnaturalizándola, “por lo que no culpo a
quienes la consideran una charlatanería, pues es así como
la ejerce la inmensa mayoría de astrólogos", sostiene.
Como maestros se tuvo a sí mismo –aferrado a las
enseñanzas de Weiss– y, para dominar el aspecto
matemático-astronómico, a Norberto M. García
(guionista y astrólogo argentino con quien creó amistad).
Actualmente es columnista de Las2Orillas, redactor en Semana.com y asesor astrológico. |
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noviembre de 2015
Rev.
Dig. UNIVERSO
Nueva
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